Desde hace un tiempo, podemos observar cómo cada vez son más los bancos que cobran a sus clientes las tarjetas de débito, ofreciéndoles como alternativa una tarjeta de crédito gratuita. Y es entonces cuando nos surge la pregunta:

¿Le interesa más a mi banco que pague con la Visa de crédito que con la de débito? ¿Por qué?

Bien, mientras para ti quizá usar la tarjeta de crédito resulte un engorro, bien porqué siempre has usado débito y crees que con esta gastarás más dinero del que dispones en la cuenta, o simplemente porque eres de aquellos que quiere saber en todo momento cuánto tiene por si quiere huir del país, lo cierto es que, para el banco, que uses crédito representa una doble ganancia:

Primero: ¿Recuerdas hace años cuando ibas a tomar un café y al intentar pagar con tarjeta el camarero te decía que 1€ no lo podía pasar por el datáfono, que el mínimo para pagar con tarjeta era de X euros? No se tú, pero conmigo los comercios se han hecho de oro gracias a esta técnica, con tal de no ir al cajero era capaz de comprar medio bar😂. Esta medida tan molesta para el consumidor adoptada durante años por muchos comercios tiene su explicación: cuando pagamos con tarjeta, al comercio le cobran una pequeña comisión (antes no era tan pequeña). Esta comisión de divide en tres: una va a parar al banco propietario del TPV, otra al banco emisor de la tarjeta y la última a la empresa emisora de la tarjeta (Visa, Mastercard, American Express…). El reparto de la comisión, es decir, qué porcentaje le toca a cada uno, tiene que ver en la forma de pago de la tarjeta, y es que con las de crédito, el banco emisor de la tarjeta come más parte del pastel que con las de débito.

Segundo: Imagínate que vas a comprar una TV, pagas con tu tarjeta, y cuando llegas a casa, tras desempaquetarla y ver la primera película de Netflix, piensas que deberías haber hecho caso al de la tienda y financiarla en cómodos plazos. Pues con la tarjeta de débito, ese sería un sueño imposible, ya que tras marcar el PIN de tu tarjeta, el saldo de tu cuenta habría disminuido inmediatamente, mientras que con la de crédito, sería tan sencillo como entrar en la aplicación del banco y hacer click en el botón de financiar. Esto hace que al cliente le resulte más fácil financiar sus compras, lo cual genera unos intereses que serán cobrados por el banco en cada cuota.

En resumen, como ya hemos visto, el banco sale ganando doblemente cuando usamos la tarjeta de crédito, por lo que no es de extrañar que nos intenten cambiar nuestra tarjeta débito por otra de esta modalidad.

Bancos como CaixaBank han propuesto alternativas híbridas entre el débito y el crédito, un ejemplo es la MyCard, una tarjeta con crédito a dos días y que se plantea como la solución al problema, pues si bien el cargo no es inmediato, tiene un diferimiento mínimo.

Por último, para que te hagas una idea, a continuación te adjunto la tasa de intercambio practicada por CaixaBank Payments, aunque si quieres saber la de tu banco, te dejo aquí el enlace.

CONSEJO: Piensa que al final todo es acostumbrarse. Si te planteas la tarjeta de crédito como un recibo más al mes, te costará menos adaptarte a esta nueva forma de funcionar.

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